
Aunque
tradicionalmente amiga y protectora de la juventud, especialmente de las
muchachas, Ártemis impidió que los griegos zarparan de Troya durante la guerra
de Troya mientras no le ofrecieran el sacrificio de una doncella. Según algunos
relatos, justo antes del sacrificio ella rescató a la víctima, Ifigenia. Como
Apolo, Ártemis iba armada con arco y flechas, armas con que a menudo castigaba
a los mortales que la ofendían. En otras leyendas, es alabada por proporcionar
una muerte dulce y plácida a las muchachas jóvenes que mueren durante el parto.
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